Apoya la espalda contra el respaldo de la silla. El respaldo proporciona el apoyo necesario para alejar la tensión del cuello, la espalda y los hombros. Nunca debes encorvarte para leer. Si inclinar la espalda hacia el respaldo te resulta incómodo, siéntate en el borde de la silla para reducir la probabilidad de que encorves tu espalda.
Mantén tus muslos paralelos al piso, para hacerlo, modifica la altura de la silla, si es posible, o utiliza un reposapiés para elevar tus piernas.
Coloca el libro en soporte para que no esté en posición horizontal sobre la mesa, ya que de esta forma te obliga a encorvarte. Los soportes elevan el libro e inclinan el texto hacia ti. Del mismo modo, cuando estás trabajando con una computadora portátil, ajusta la posición de la pantalla de modo que el texto esté directamente frente a ti cuando ubiques tu espalda contra el respaldo de la silla.
Coloca una almohadilla en la silla para reducir la cantidad de presión que se produce sobre la parte baja de tu espalda. Esto evita que estés incómodo y, por lo tanto, reduce la cantidad de veces que cambiarás la postura mientras lees. En resumen, la almohadilla ayuda a que mantengas una postura recta.
Abandona la lectura cuando te sientas cansado o rígido. La rigidez y la fatiga física pueden lentamente modificar la postura correcta y volverás a encorvarte sobre el libro como de costumbre. Los descansos ayudan a mantener tu cuerpo despejado y rejuvenecen los músculos.
Abandona la lectura cuando te sientas cansado o rígido. La rigidez y la fatiga física pueden lentamente modificar la postura correcta y volverás a encorvarte sobre el libro como de costumbre. Los descansos ayudan a mantener tu cuerpo despejado y rejuvenecen los músculos.
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